miércoles, 14 de mayo de 2014

Poquito a poco

Poco a poco se construye el mañana y se destruye el ayer. Según avanza el tiempo te das cuenta de qué es mejor, qué te gusta, qué quieres y qué no soportas. Pero siempre poco a poco. Porque darse de bruces con la realidad no gusta a nadie si eso supone cambiar. Somos vagos, estar estancados es cómodo y nos gusta, es así. Pero, de pronto, de entre las sombras, las luces o la oscuridad, algo surge para sacarte de esa zona de comodidad que tanto disfrutamos. Al principio asusta. Por nuevo, extraño, diferente. Pero luego... Quizás no esté tan mal, ¿no? Y al día siguiente quizás hasta te atrae lo que ves. Se trata de un proceso lento, muy lento, casi tanto como la erosión de una montaña. Ese "algo" ha ido entrando en ti poco a poco y, al cabo de cierto tiempo, esa montaña joven y alta se ha convertido en una llanura que se va desgastando aún más por un riachuelo pequeño pero constante. Y sin quererlo, eres completamente distinto y a la vez sigue tu todo. Es extraño. Te reconoces, sigues sabiendo cuál es tu libro favorito, pero ya no tienes el mismo aspecto. Ni por dentro ni por fuera. Porque cada uno creemos que si cambiamos por fuera no va afectar al interior y viceversa. La Gran farsa. Afecta, ya lo creo que si afecta. Pero son sutilezas. Un tic que desaparece, una nueva cicatriz, una canción que te hace llorar o un texto que te hace reír.

Y entonces, sin comerlo ni beberlo, suena una risa distinta, utilizas otras palabras, subes las escaleras andando. Piensas en el futuro muy lejano en lugar de en el día a día. Buscas más razones a tus actos. Alguien te pregunta por qué. Bueno, ¿y por qué no?

No hay comentarios:

Publicar un comentario