jueves, 12 de junio de 2014

Cuando sólo piensas en ti

Hay momentos de la vida que decides sólo pensar en ti. Te sientes egoísta y te da exactamente igual. Quieres pesar sólo en ti, en qué vas a hacer, en qué quieres, qué deseas y qué necesitas. Y el resto del mundo no existe. Por un momento, eres la única persona sobre la faz de la Tierra y te sientes bien. Todo lo que piensas es para ti, todo lo que haces es para ti, todo es para ti. Y estás feliz. No piensas en el qué dirán, si aceptarán tu decisión o si la criticarán. Entonces, haces lo que te da la gana, disfrutas como un niño, corres por largos pasillos, recorres el mundo sonriendo siempre.

¿Por qué no hacemos eso siempre? Dependemos demasiado de las opiniones que otros se crean sobre nosotros y nos frena. NOS FRENAMOS. Porque somos estúpidos básicamente.

Nos centramos en qué piensan aquellos que nos rodean y olvidamos lo que sentimos nosotros. Hasta que llega un momento en que estalla la burbuja. Y cuando estalla, ya no hay vuelta atrás. Decides que, de ahora en adelante, vas a vivir día a día, vas a sonreír a quien te mira por encima del hombro por algo que has hecho. Y la vida es mucho, mucho, más sencilla. Sin complicaciones, sin preocupaciones, sin estupideces.
Es la vida deseada por todos, ¿no?

Una vida magnífica que está a la vuelta de la esquina, a un pequeño paso que no todo el mundo se atreve a dar.

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