sábado, 18 de abril de 2015

La estrella que no se apagará

Está apoyado en el capó del coche, mira la pantalla del móvil nervioso, esperando. Sabe que quiere verle y aun así está inquieto porque llega tarde. ¿Y si me ha dado plantón? Pobre, no sabe lo que se le viene encima.

Ella aparece. Viene con maleta, mochila y bolso. Tiene para unos cuantos días. Le ha visto desde lejos y ha llegado andando despacio, haciéndose de rogar. En realidad quería correr a sus brazos, se le nota en la sonrisa nerviosa cuando le alcanza.

De pronto, despierta. Busca entre sus recuerdos, para ver su cara una última vez. Su subconsciente no le deja en paz. Quiere eliminarlo y, sin embargo, no borra su dirección del mapa. Sigue siendo extraño, inmoral y engorda (en parte por el chocolate, en parte por la cerveza que hace olvidar). Sigue siendo la estrella que brilla, sin apagarse por mucho que la noche esté nublada.

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