domingo, 14 de junio de 2015

No vueles tan lejos

¿Cuánto duele querer? ¿Se puede querer sin que nunca duela? ¿Y cuando duele, hay límite? ¿Y si no se diferencia entre querer y necesitar?
La decisión está tomada, un día va a irse. Lo sé, lo sabemos. Sólo queda ponerle fecha. Y entonces todo cambiará. Los buenos días no serán tan buenos y los malos serán horribles. El autoengaño quizás funcione al principio: "se acuerda de ti, seguro". Y luego ni eso. Poco a poco se escurrirá hasta el fondo de mi mente, dejará de ser un recuerdo diario para convertirse en uno que me asalta en sueños. Será ese algo olvidado que nunca se olvida. Volverá, recurrente, la visión y pesadilla a la vez, eso que no quiero ver pero que ocurrirá: un adiós desde el alféizar de la ventana, mientras el pajarillo al que he visto crecer durante demasiado tiempo se va sin ni siquiera mirar hacia atrás.