viernes, 8 de enero de 2016

Como si no fuera conmigo

No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes. O te lo roban. O te lo recuerda una de tantas redes sociales entre las que me encuentro.
Y sólo entonces recuerdas. Recuerdo que me gusta la fotografía. Recuerdo que no sé hacer una maldita fotografía buena. Recuerdo que escribo, que tengo un cuaderno azul, sin rayas y escrito en verde. Recuerdo que tengo en tareas pendientes una cata de vinos y otra de cervezas. Como mínimo. Recuerdo que perdí una bufanda en primero y nunca apareció. Y recuerdo que estoy en cuarto y esto ya se acaba.
Recuerdo a mis amigos con distintas canciones. Recuerdo que, durante un tiempo, no quería estar donde me había tocado estar. Recuerdo ese nudo en la garganta y las mariposas revoloteando en mi estómago. Y recuerdo que dejaron de volar a base de golpes.
Recuerdo que quiero volver atrás en el tiempo y no salir corriendo. Recuerdo que me pierdo y me encuentro cada noche, cuando todo acaba y marco las distancias. Recuerdo que no marqué ese número. Recuerdo que una vez me robaron un cachito de mí y que me siguen temblando las manos.
Recuerdo que el mundo se está yendo a la mierda y yo soy culpable. Culpable y responsable.
Recuerdo que los charcos están para saltar en ellos y volver a casa con los pies fríos. Pero no ahora, porque ya no me hacen falta charcos, porque siempre tengo los pies helados.

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