martes, 5 de abril de 2016

La dura vida del estudiante NiNi

Ha surgido cierto revuelo durante el día de ayer cuando los medios se hicieron eco de la noticia sobre un joven biólogo becado por Princeton para cursar su doctorado allí. Él es biólogo y, como tal, me toca de cerca. Había sido rechazado diez veces en España, donde la ciencia queda relegada a un segundo plano. Ni FPI, ni FPU, ni becas privadas... Nada. Desesperante.
En este terruño de pandereta en el que vivo, a nuestros queridos políticos de turno que están en las altas posiciones no les interesa lo más mínimo la ciencia, la investigación ni el futuro. Mis profes la semana pasada lo sufrieron en sus propias carnes, al igual que otros cuantos. Porque para qué, si el turismo de sol y playa, los guiris y la fiesta nos van a mantener.

La cruda realidad del joven científico no es de color de rosa. Hubo un change.org en contra de las prácticas no remuneradas de periodismo de la UCM. En ciencia, si quieres investigar, te metes en un grupo de investigación, gratis, en el que echas las horas necesarias, las innecesarias y más. Y si te tienen limpiando tubos de ensayo, te jodes, te callas y lo haces; que estás en un laboratorio y muchos matarían por ello. Y desde ahí, hacia arriba. Esto me lo dijo mi profe de Biología del instituto, tal cual. Y por él he hecho lo que he hecho, eh.

Mi facultad dispone de conciertos con ciertas empresas externas para hacer prácticas, optativas, en las que no te pagan en su gran inmensa mayoría. Y si tienes suerte, trabajas como biólogo. Si tienes menos suerte, cubres las vacaciones del recepcionista.

Si el director del grupo de investigación en el que estás es un hijo de puta al que no le importa quién ha sacado adelante ese trabajo, va a publicar y ni se te ocurra buscar tu nombre como coautor. Ni si quiera en los agradecimientos. Esta gente existe, de verdad.

Si el que te enseña es un técnico o un doctorando, hay que estarles agradecidos de por vida. Porque hacen su trabajo, te enseñan y te cuidan.

Hay vida fuera de la investigación, sí, por supuesto. Pero dentro... Para meterse, hay que saber que es un estilo de vida, que las 8 horas diarias son mentira, que la conciliación se la pasa todo el mundo por el arco del triunfo, que no duermes si no salen los resultados, que no descansas hasta encontrar financiación, que la vida es dura y cara y ni cobras ni esperes cobrar.

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