Hubo un día que, cegada por el sueño quizás, decidí llevar a cabo la idea de cortarme el pelo. Mucho. MUCHO.
Creo que me desintoxiqué, radicalmente. Lo mejor de todo es darse cuenta, poco a poco, de haber dejado atrás todo eso que lo único que conseguía era quitarme el sueño. No me molesta esa canción, ni siquiera recuerdo el nombre. Tolero bastante bien los recuerdos. Doy libertad a la imaginación. Y lo que ahorro en champú no está escrito.
Dejo que, de vez en cuando, otra idea peregrina me asalte.
Como el ser feliz, porque porqué no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario