domingo, 2 de julio de 2017

Lo siento

Hasta ayer era todo lo normalmente normal que se podía ser en este lugar. No se mordía las uñas, no llevaba el pelo de colores, ni siquiera estaba colado por la niña guapa de la clase.
Nunca pedía perdón. Quizás era eso lo que le diferenciaba. Quizás era por eso por lo que era normal.
Quién pide disculpas hoy en día, pensaban los demás. Quién necesita escuchar "perdón" después de un pisotón. Quién.
Ayer llegué, sin querer, aquí. Anoche nos chocamos andando por la calle. Al amanecer, paseábamos. A la hora de comer, me pisó. Se atropellaba al hablar, hasta que lo escupió:
Lo siento. Te quiero. Debería ponerte un nombre.